Mérida.- La pugilista Andrea Cruz Sánchez sabe que duelen
más los golpes de la vida que los que recibe sobre el cuadrilátero, por ello
desea prepararse bien para alcanzar sus sueños que son: debutar en el
profesionalismo y también terminar una carrera, psicología.
Sabe que todo sacrificio tiene su recompensa y con cada
golpe al saco o la pera abre también la ruta para alcanzar sus metas.
Andrea ingresó al mundo del boxeo con el afán de bajar de
peso, pero la disciplina le gustó porque es una de las más completas y aunque de
inicio sólo lo hizo para “quemar grasa” su manejador Daniel Herrera Marrufo la
convenció para dedicarse de lleno a esta profesión, y vaya que tuvo buen ojo.
Andrea con sólo seis meses de gimnasio y el aprendizaje de
su manejador fue al campeonato nacional de Primera Fuerza y alcanzó el
subcampeonato, algo que muy pocos yucatecos han logrado.
De mirada fiera y una guerrera sobre el cuadrilátero, la
chica de 19 años y originaria de la ciudad de México señaló que antes del
nacional logró un total de 10 peleas con siete victorias y tres reveses.
“Ya sé lo que es ganar, subir al pódio y eso me motiva para
ir adelante, seguir esforzándome y traer medallas para este Estado, que es mi
segunda casa”, dijo.
De madre yucateca y padre capitalino, Andrea sueña con la
Olimpíada Nacional aunque sabe que primero tendrá que pasar dos etapas más, el
estatal y regional, pero no duda en alcanzarlo.
Entrevistada en el Centro de Alto Rendimiento de Boxeo, la
joven pugilista tiene entre sus virtudes, la perseverancia y aunque ahora está
alejada de los estudios que retomará en breve, no se cansa de entrenar y de
seguir al pie de la letra las enseñanzas de su entrenador.
Por las mañanas dedica su tiempo al entrenamiento y el resto
del día acude a un puesto de comida en el mercado San Benito donde apoya a su
madre Gabriela Sánchez, ya que ambas luchan para sacar adelante a sus
hermanitos Claudia y Gerardo.
De su padre, no quiso hablar mucho sólo señaló que éste es
originario de Tabasco y se quedó en el altiplano, pero ella, su madre y sus
hermanitos vinieron a esta tierra para salir adelante.
Andrea vive en una humilde vivienda en la calle 79-A entre
28 y 30 de la colonia Vicente Solís, desde donde se traslada al entrenamiento
en ocasiones a pie y otras en camión, por falta de recursos económicos, pero
eso no le impide llegar, calzarse los guantes y entrenar.
“Mientras haya vida hay que aprovecharla al máximo, porque
cada día es de aprendizaje”, señaló la subcampeona nacional, quien agregó que
otra de sus metas es ser campeona mundial.
Así es Andrea, perseverante pese a las adversidades, ella
está en busca de un sueño y de varias metas; la primera alcanzar el boleto a la
Olimpíada Nacional 2017. Que así sea.- Podio
Deportes
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